Creo poderosamente en el valor simbólico de ciertas cosas. Una de ellas son las fechas. Una fecha en especial puede ser un inmejorable momento para hacer ciertos cambios en la vida. Está bien, cualquiera podría decir: hey, no se requiere de una circunstancia externa para realizar un cambio, basta solamente la intención de hacerlo. Para quien así lo crea, estimo que tiene razón, no soy quien para contradecirle. Pero por mi parte creo que al cambio, que es una situación de fondo, debe acompañar una cierta ritualidad externa. Por ello estimo que el cumplir 30 años es un momento interesante para plantearse frente a la vida, y hacer una evaluación de aquello que se está haciendo bien, y por sobre todo, lo que se está haciendo mal, para así corregirlo.
Y en mi caso, es un gran momento para agradecer por todas las cosas maravillosas que he obtenido en la vida, para ver todos los momentos malos y aprender de ellos, sacando enseñanzas y fortalezas. Y del mismo modo, es un gran momento para mirar hacia adelante y seguir en la senda de dar sentido a la existencia, por medio de la incesante búsqueda de la felicidad, tanto la propia como la ajena.
jueves, 9 de julio de 2009
viernes, 31 de octubre de 2008
Hacia la judicialización de los prejuicios
Para nadie es un misterio, o al menos no debería serlo, que la sociedad en que hoy vivimos es egoísta, consumista, altamente competitiva, individualista, indiferente, inconmovible, materialista y superficial. El valor más importante es el tener, no el ser. La posesión de riquezas es algo a lo que se aspira por sobre el estudio, la cultura, las artes, la familia o el desarrollo personal. Estamos acostumbrados a mirar con desprecio a quienes tienen menos, y a admirar al que ostenta riquezas materiales, sin detenernos a evaluar si son buenas o malas personas.
Todo lo anterior hoy por hoy es hasta normal, es un reflejo de lo que es nuestra sociedad actual. El problema viene cuando estas características comienzan a manifestarse en instituciones sensibles de la República, como son los Tribunales de Justicia.
En efecto, durante el último tiempo hemos podido enterarnos a través de la prensa de algunas situaciones en que el prejuicio que nuestra sociedad manifiesta hacia quienes no cumplen con el perfil de "éxito" a que todos aspiran, se ha trasladado a los Tribunales. Citaré dos ejemplos: el primero de ellos guarda relación con una mujer que denunció haber sido supuestamente violada por un par de adolescentes que pernoctan bajos los puentes del río Mapocho en Santiago. Los acusó de violadores y de ladrones. Inmediatamente fueron detenidos en centros del Sename, inmediatamente la prensa, la televisión y las radios los condenaron sin más, ¿con qué argumentos? Nada más que la palabra de una "pobre mujer" que después de su jornada de trabajo se iba a su casa y fue interceptada por estos "malvivientes". Para todo aquel que viera la noticia en ese momento estaba más que claro que los muchachos eran culpables, no había ninguna duda al respecto, ¿por qué? porque son muchachos pobres, drogadictos, que viven en la calle, morenos, de pelo negro y chuzo, en síntesis, tienen "cara de delincuentes" (porque nuestra sociedad se ha encargado de determinar como es la "cara de delincuente"). Evidentemente un par de muchachos que tenían esas características necesariamente DEBÍAN ser delincuentes. Operó el prejuicio y fueron detenidos. Lo que la prensa no informó en esa oportunidad es que ambos jóvenes estaban dando una lucha por su vida, de la mano de personas de buen corazón quienes, sin tener sobre sus ojos el velo del prejuicio, vieron en ellos a un par de seres que necesitaban con urgencia protección y cariño, aquello que su desgraciada vida les negó. Y fueron precisamente aquellas personas que, conociendo a sus muchachos y sabiendo que eran incapaces de hacer algo como lo que se les imputaba, comenzaron a investigar la situación, obteniendo la confesión de la supuesta víctima, la cual jamás fue violentada ni robada, y muy por el contrario, ella abusó de un menor de edad. Sin embargo, bastó su palabra para enviar a un par de muchachos inocentes a la cárcel, cuyo único pecado es cumplir con todos los requisitos que satisfacen el prejuicio del "delincuente".
El segundo caso es aun más indignante, y refleja nuestra profunda crisis moral. Una trabajadora de casa particular (o "nana") es acusada de golpear al hijo de su empleadora. La trabajadora por su parte alega que fue la "patrona" quien la golpeó. Era la palabra de una contra la palabra de la otra, por lo tanto lo justo era investigar para poder acusar. Sin embargo, quien fue de inmediato acusada y condenada por los medios fue la empleada. Obvio, era pobre, negra, inculta, necesariamente tenía que ser una golpeadora de niños. En cambio la patrona vivía en El Golf, era "rubia", adinerada, por lo tanto era imposible que se rebajara a la rotería de irse a las manos con una picante. Mas, ¡oh! aparecieron antecedentes que decían que la peliteñida víctima tenía un amplio prontuario de violencia, habiendo golpeado duramente varias veces a un militar (!!!). Pero ello no bastó para que la plebe la condenara. Después se supo que tenía un sitio en internet donde se prostituía por dinero. Pero ello tampoco afectó su imagen. Una mujer pobre que hace lo mismo se llama simplemente una puta, en cambio ella es una "scort". Se convirtió en todo un personaje, fue invitada a programas de televisión para que contara su historia, y el número de clientes de su página de servicios sexuales se disparó. Es decir, una mujer con un severo problema de agresividad, que se ganaba el pan mediante el oficio más antiguo del mundo seguía gozando de una mejor situación frente a la opinión pública que la mujer injustamente acusada. Para ella no hubo televisión ni dinero. Sólo humillación, escarnio público y la pena de jamás poder volver a trabajar como cuidadora de niños.
En este espacio quiero denunciar a quienes son los principales culpables de este prejuicio, quienes no son otros que los medios de comunicación, y principalmente la televisión. En apocalípticos programas con música de terror, programas como "en la mira", "contacto", "aquí en vivo" e "informe especial", se encargan de mostrarnos una realidad que si bien existe, no guarda relación con el alarmismo y exageración con que es cubierta. Debemos ser uno de los países con mayor terror a la delincuencia, y que a la vez tiene los menores índices de aquella. De esta sensación de inseguridad se sacan provechos económicos, como en el caso de las empresas de seguridad, de alarmas, etc; y políticos, ya que el consabido argumento de la "guerra a la delincuencia" es un estandarte de la oposición. Estos programas de televisión se encargan de dejarnos muy en claro que debemos desconfiar de todo aquel que sea moreno, pelo chuzo, pobre, e incluso, que sea de una determinada comuna (como es el caso de la gente de Puente Alto, la cual fue crucificada por la televisión). Que decir de los programas "133" y "policías en acción". Se encargan de dejarnos en claro que toda la gente de poblaciones es ladrona, o drogadicta, o mal educada. ¿Por qué no denuncian con la misma fuerza a los ladrones de cuello y corbata, a quienes le roban su sueldo a sus trabajadores, a quienes estafan, a quienes evaden impuestos? Simple, porque a la gente linda se le perdona todo. Y porque siempre, de alguna manera, todo es culpa del roto.
Todo lo anterior hoy por hoy es hasta normal, es un reflejo de lo que es nuestra sociedad actual. El problema viene cuando estas características comienzan a manifestarse en instituciones sensibles de la República, como son los Tribunales de Justicia.
En efecto, durante el último tiempo hemos podido enterarnos a través de la prensa de algunas situaciones en que el prejuicio que nuestra sociedad manifiesta hacia quienes no cumplen con el perfil de "éxito" a que todos aspiran, se ha trasladado a los Tribunales. Citaré dos ejemplos: el primero de ellos guarda relación con una mujer que denunció haber sido supuestamente violada por un par de adolescentes que pernoctan bajos los puentes del río Mapocho en Santiago. Los acusó de violadores y de ladrones. Inmediatamente fueron detenidos en centros del Sename, inmediatamente la prensa, la televisión y las radios los condenaron sin más, ¿con qué argumentos? Nada más que la palabra de una "pobre mujer" que después de su jornada de trabajo se iba a su casa y fue interceptada por estos "malvivientes". Para todo aquel que viera la noticia en ese momento estaba más que claro que los muchachos eran culpables, no había ninguna duda al respecto, ¿por qué? porque son muchachos pobres, drogadictos, que viven en la calle, morenos, de pelo negro y chuzo, en síntesis, tienen "cara de delincuentes" (porque nuestra sociedad se ha encargado de determinar como es la "cara de delincuente"). Evidentemente un par de muchachos que tenían esas características necesariamente DEBÍAN ser delincuentes. Operó el prejuicio y fueron detenidos. Lo que la prensa no informó en esa oportunidad es que ambos jóvenes estaban dando una lucha por su vida, de la mano de personas de buen corazón quienes, sin tener sobre sus ojos el velo del prejuicio, vieron en ellos a un par de seres que necesitaban con urgencia protección y cariño, aquello que su desgraciada vida les negó. Y fueron precisamente aquellas personas que, conociendo a sus muchachos y sabiendo que eran incapaces de hacer algo como lo que se les imputaba, comenzaron a investigar la situación, obteniendo la confesión de la supuesta víctima, la cual jamás fue violentada ni robada, y muy por el contrario, ella abusó de un menor de edad. Sin embargo, bastó su palabra para enviar a un par de muchachos inocentes a la cárcel, cuyo único pecado es cumplir con todos los requisitos que satisfacen el prejuicio del "delincuente".
El segundo caso es aun más indignante, y refleja nuestra profunda crisis moral. Una trabajadora de casa particular (o "nana") es acusada de golpear al hijo de su empleadora. La trabajadora por su parte alega que fue la "patrona" quien la golpeó. Era la palabra de una contra la palabra de la otra, por lo tanto lo justo era investigar para poder acusar. Sin embargo, quien fue de inmediato acusada y condenada por los medios fue la empleada. Obvio, era pobre, negra, inculta, necesariamente tenía que ser una golpeadora de niños. En cambio la patrona vivía en El Golf, era "rubia", adinerada, por lo tanto era imposible que se rebajara a la rotería de irse a las manos con una picante. Mas, ¡oh! aparecieron antecedentes que decían que la peliteñida víctima tenía un amplio prontuario de violencia, habiendo golpeado duramente varias veces a un militar (!!!). Pero ello no bastó para que la plebe la condenara. Después se supo que tenía un sitio en internet donde se prostituía por dinero. Pero ello tampoco afectó su imagen. Una mujer pobre que hace lo mismo se llama simplemente una puta, en cambio ella es una "scort". Se convirtió en todo un personaje, fue invitada a programas de televisión para que contara su historia, y el número de clientes de su página de servicios sexuales se disparó. Es decir, una mujer con un severo problema de agresividad, que se ganaba el pan mediante el oficio más antiguo del mundo seguía gozando de una mejor situación frente a la opinión pública que la mujer injustamente acusada. Para ella no hubo televisión ni dinero. Sólo humillación, escarnio público y la pena de jamás poder volver a trabajar como cuidadora de niños.
En este espacio quiero denunciar a quienes son los principales culpables de este prejuicio, quienes no son otros que los medios de comunicación, y principalmente la televisión. En apocalípticos programas con música de terror, programas como "en la mira", "contacto", "aquí en vivo" e "informe especial", se encargan de mostrarnos una realidad que si bien existe, no guarda relación con el alarmismo y exageración con que es cubierta. Debemos ser uno de los países con mayor terror a la delincuencia, y que a la vez tiene los menores índices de aquella. De esta sensación de inseguridad se sacan provechos económicos, como en el caso de las empresas de seguridad, de alarmas, etc; y políticos, ya que el consabido argumento de la "guerra a la delincuencia" es un estandarte de la oposición. Estos programas de televisión se encargan de dejarnos muy en claro que debemos desconfiar de todo aquel que sea moreno, pelo chuzo, pobre, e incluso, que sea de una determinada comuna (como es el caso de la gente de Puente Alto, la cual fue crucificada por la televisión). Que decir de los programas "133" y "policías en acción". Se encargan de dejarnos en claro que toda la gente de poblaciones es ladrona, o drogadicta, o mal educada. ¿Por qué no denuncian con la misma fuerza a los ladrones de cuello y corbata, a quienes le roban su sueldo a sus trabajadores, a quienes estafan, a quienes evaden impuestos? Simple, porque a la gente linda se le perdona todo. Y porque siempre, de alguna manera, todo es culpa del roto.
domingo, 27 de julio de 2008
Monumentos más, monumentos menos, lo único que no se preserva es la hermandad
Uno de los últimos fenómenos que ha aparecido a nivel global es Facebook. El nivel de penetración y la presencia que tiene esta aplicación en nuestras vidas la ha convertido prácticamente en un elemento necesario. Tanto es así que quien señala no tener una cuenta en Facebook es visto casi como un asceta o ermitaño.
En esta aplicación existen una serie de grupos donde las personas pueden integrarse a otras que tengan un sentir o un pensar similar respecto de las más variadas materias. Y en el último tiempo han llamado poderosamente mi atención dos grupos en particular: uno que en tono enérgico, casi como una orden, demanda la pronta existencia de un monumento que honre la memoria del ya fallecido General Pinochet. Y otro, era que no, que repudia tajantemente tal posibilidad.
Irrelevante puede resultar quien tiene la razón, quien está equivocado. Lo que resulta entristecedor es que el espíritu fratricida está más vigente que nunca. Ya no en las calles por cierto, o no tanto como en otras épocas, pero sí detras de los teclados. Y es detrás de un teclado donde las personas de verdad se sinceran, ya que protegidos por el anonimato o el carácter virtual del ambiente de internet, expulsan de sí todo aquello que en persona no harían por temor o pudor. Y de entre eso lamentablemente sale lo peor de muchas personas, que no son pocas. "Que lástima que mi general no los mató a todos", o de otra parte "Estos derechistas son todos unos fascistas, estarían mejor muertos", son frases que no es difícil encontrar en estos grupos.
¿Tan díficil es para todos comprender que no existe LA verdad? ¿Tan difícil es comprender que la verdad de otro, fundada en la experiencia, puede ser tan válida como la mía? El problema radica en que muchas veces cuesta reconocer la verdad del otro.
¿Cual será el destino de ese monumento por el que tanto se clama? En 100 años más será sólo un decorativo montón de fierro que estará junto a otros que nadie recuerda. Por ejemplo, en nuestro país ocurrió un lamentable episodio hacia 1891: una guerra civil. Chilenos matando chilenos ante la imposibilidad de convivir con sus dispares puntos de vista. En honor del caído Presidente Balmaceda se levantó un monumento ¿Sabe alguien donde se encuentra? O peor aun ¿cual es el porcentaje de personas que sabe quien fue Balmaceda? Quien viva en Santiago y no sepa donde está el monumento a Balmaceda se llevará una menuda sorpresa al descubrir su localización. Tarea para la casa. En cuanto al bando contrario, su lider dispone de una importante arteria del centro de Santiago, y como no, de un monumento. Respecto de aquel reitero las anteriores preguntas.
El ejemplo anterior intenta reflejar el relativo efecto de los monumentos a la hora de perpetuar la memoria u obra de un individuo o movimiento. Quienes exigen el monumento a Pinochet se justifican en parte por la existencia de un monumento a Allende. No comprenden que la presencia de Allende tiene un profundo sentido simbólico al unirlo con los dos otros monumentos presentes en los alrededores de La Moneda: el monumento a Alessandri y el Monumento a Frei Montalva. Esos tres monumentos representan lo que se ha dado en llamar "los tres tercios" de la política chilena durante el siglo XX. Y ello no debería ser ningún misterio para quien tenga un mínimo de conocimiento de historia política chilena. Pero es díficil que lo sepan, están demasiado ocupados odiando y prejuiciando. No advierten que la derecha se encuentra debidamente representada por un Presidente elegido en forma democrática, y que representaba los valores del conservadurismo y de la derecha como el mejor. Quizás algunos ni siquiera sepan quien fue Alessandri.
Que se haga un monumento a Pinochet es irrelevante. Si se hace dejará satisfecho a unos e indignará a otros. Si no se hace será lo mismo sólo con los intervinientes cambiados de lugar. Quien a la larga pierde es Chile, al ver a sus hijos envueltos en el odio y la intolerancia. Y como en todo hay alguien que gana: son aquellos que aprovechando el "divide et impera" hacen su negocio mientras los chilenos se preocupan de odiarse los unos a los otros, en una discusión que jamás tendrá un resultado satisfactorio, porque en lo medular se enfrentan 2 verdades, ninguna de ellas capaz de anular a la otra.
Mis ojos no lo verán, pero tengo la certeza que (sobre todo en un país como el nuestro, en que lo importante es el tener y no el cultivarse) algún día estos monumentos sólo servirán de receptáculo de mierda para las palomas. La otra certeza que lamentablemente tengo, es que una vez olvidado esto, ya existirá otro motivo que mantenga a nuestro pueblo dividido por el odio.
En esta aplicación existen una serie de grupos donde las personas pueden integrarse a otras que tengan un sentir o un pensar similar respecto de las más variadas materias. Y en el último tiempo han llamado poderosamente mi atención dos grupos en particular: uno que en tono enérgico, casi como una orden, demanda la pronta existencia de un monumento que honre la memoria del ya fallecido General Pinochet. Y otro, era que no, que repudia tajantemente tal posibilidad.
Irrelevante puede resultar quien tiene la razón, quien está equivocado. Lo que resulta entristecedor es que el espíritu fratricida está más vigente que nunca. Ya no en las calles por cierto, o no tanto como en otras épocas, pero sí detras de los teclados. Y es detrás de un teclado donde las personas de verdad se sinceran, ya que protegidos por el anonimato o el carácter virtual del ambiente de internet, expulsan de sí todo aquello que en persona no harían por temor o pudor. Y de entre eso lamentablemente sale lo peor de muchas personas, que no son pocas. "Que lástima que mi general no los mató a todos", o de otra parte "Estos derechistas son todos unos fascistas, estarían mejor muertos", son frases que no es difícil encontrar en estos grupos.
¿Tan díficil es para todos comprender que no existe LA verdad? ¿Tan difícil es comprender que la verdad de otro, fundada en la experiencia, puede ser tan válida como la mía? El problema radica en que muchas veces cuesta reconocer la verdad del otro.
¿Cual será el destino de ese monumento por el que tanto se clama? En 100 años más será sólo un decorativo montón de fierro que estará junto a otros que nadie recuerda. Por ejemplo, en nuestro país ocurrió un lamentable episodio hacia 1891: una guerra civil. Chilenos matando chilenos ante la imposibilidad de convivir con sus dispares puntos de vista. En honor del caído Presidente Balmaceda se levantó un monumento ¿Sabe alguien donde se encuentra? O peor aun ¿cual es el porcentaje de personas que sabe quien fue Balmaceda? Quien viva en Santiago y no sepa donde está el monumento a Balmaceda se llevará una menuda sorpresa al descubrir su localización. Tarea para la casa. En cuanto al bando contrario, su lider dispone de una importante arteria del centro de Santiago, y como no, de un monumento. Respecto de aquel reitero las anteriores preguntas.
El ejemplo anterior intenta reflejar el relativo efecto de los monumentos a la hora de perpetuar la memoria u obra de un individuo o movimiento. Quienes exigen el monumento a Pinochet se justifican en parte por la existencia de un monumento a Allende. No comprenden que la presencia de Allende tiene un profundo sentido simbólico al unirlo con los dos otros monumentos presentes en los alrededores de La Moneda: el monumento a Alessandri y el Monumento a Frei Montalva. Esos tres monumentos representan lo que se ha dado en llamar "los tres tercios" de la política chilena durante el siglo XX. Y ello no debería ser ningún misterio para quien tenga un mínimo de conocimiento de historia política chilena. Pero es díficil que lo sepan, están demasiado ocupados odiando y prejuiciando. No advierten que la derecha se encuentra debidamente representada por un Presidente elegido en forma democrática, y que representaba los valores del conservadurismo y de la derecha como el mejor. Quizás algunos ni siquiera sepan quien fue Alessandri.
Que se haga un monumento a Pinochet es irrelevante. Si se hace dejará satisfecho a unos e indignará a otros. Si no se hace será lo mismo sólo con los intervinientes cambiados de lugar. Quien a la larga pierde es Chile, al ver a sus hijos envueltos en el odio y la intolerancia. Y como en todo hay alguien que gana: son aquellos que aprovechando el "divide et impera" hacen su negocio mientras los chilenos se preocupan de odiarse los unos a los otros, en una discusión que jamás tendrá un resultado satisfactorio, porque en lo medular se enfrentan 2 verdades, ninguna de ellas capaz de anular a la otra.
Mis ojos no lo verán, pero tengo la certeza que (sobre todo en un país como el nuestro, en que lo importante es el tener y no el cultivarse) algún día estos monumentos sólo servirán de receptáculo de mierda para las palomas. La otra certeza que lamentablemente tengo, es que una vez olvidado esto, ya existirá otro motivo que mantenga a nuestro pueblo dividido por el odio.
martes, 24 de junio de 2008
Hablemos seriamente sobre uniones homosexuales
Con la aprobación de una nueva legislación en el Estado de California, se ha reabierto una antigua discusión en materia de matrimonios homosexuales. ¿Es producto del reconocimiento de la realidad hecho por la legislación de una sociedad más desarrollada que la nuestra? ¿O se trata de una legislación aberrante que ampara una desviación enfermiza?
Hoy por hoy nuestro país no parece preparado para una legislación de tal naturaleza, sobre todo considerando que discusiones que han sido superadas en países del primer mundo hace por lo menos 20 años, recién han sido discutidas, como en el caso del divorcio vincular, o son de una patética actualidad, como el caso de los anticonceptivos de emergencia.
Para proceder al análisis dividiré el tema en dos aspectos, uno que considera las relaciones mutuas entre los convivientes homosexuales, y otro relacionado con sus vínculos con terceros. En el primero de los aspectos, me parece que es absolutamente necesaria la existencia de una legislación que regule los aspectos patrimoniales de las uniones homosexuales. La homosexualidad es una realidad, moleste a quien moleste, y como tal debe ser reconocida por la legislación, ya que no existe peor defecto que se pueda achacar al derecho que el de oponerse a la realidad social. Es una realidad que existen relaciones homosexuales, y que tal relación de pareja puede prolongarse en el tiempo, y que durante esa convivencia pueden quienes forman la pareja adquirir bienes, contraer obligaciones, todo en común ¿Que pasa si uno de ellos muere y tiene las cosas a su nombre? ¿Que ocurre si deciden poner término a su convivencia y existen bienes comunes, del mismo modo que en una relación heterosexual? Nuestra realidad nos indica que quedan en la más completa indefensión. Es necesaria una legislación que reconozca la realidad de las uniones homosexuales para efectos de producir efectos patrimoniales, personales y sucesorios. los tres efectos señalados anteriormente son tres de cuatro efectos propios de lo que es el matrimonio. El cuarto es aquel que podría ser más controversial, y el cual ya no produciría tanta aprobación entre el común de la población: se trata de los efectos en materia de filiación. Efectivamente, uno de los grandes inconvenientes de llamar matrimonio a la unión homosexual es que el matrimonio produce efectos en materia de filiación, y uno de los tipos de filiación que reconoce la ley es la filiación adoptiva. ¿Es lícito que una pareja homosexual adopte hijos? Esa es la gran piedra de tope. Incluso en nuestra legislación se permite que personas solteras adopten. ¿Por que no los homosexuales? muchos dirán al unísono que de un niño adoptado por homosexuales necesariamente se debe esperar lo peor, pero ¿es que acaso el 99% de los asesinos, ladrones, sicópatas, violadores, agresores de menores, etc. no han sido hijos de parejas heterosexuales, o de una familia monoparental? Ser hijo de una pareja heterosexual no asegura nada, el hijo puede ser un asesino, un criminal o un agresor de menores. Además, ser hijo de heterosexuales no asegura heterosexualidad ¿por qué entonces ser hijo de homosexuales necesariamente dará como resultado un hijo homosexual? se afirma además sin ningún tapujo que el mundo homosexual es excesivamente promiscuo ¿y que ocurre con aquel hombre que cuenta con orgullo que tiene sexo con una o más mujeres distintas por semana? Nuestra sociedad mentalizada en la edad de piedra considera aquello como una virtud, sin reparar que eso es tan promiscuo como la conducta que pueda tener un homosexual que tiene muchas parejas sexuales. La diferencia es el nivel de reproche social entre una y otra conducta.
Otro motivo que hace muy difícil la existencia de una adecuada legislación en materia de uniones homosexuales, es la excesiva influencia de la iglesia en materias temporales. Aún existen parlamentarios, políticos, jueces y miembros de Tribunales Colegiados (como el lamentablemente famoso Tribunal Constitucional) cuyo pensamiento y opinión se encuentran maniatados por el pensamiento inquisidor, hipócrita y negacionista de la Iglesia. El conservadurismo religioso de un cierto sector de la clase dirigente chilena, pequeño en número pero grande en poder, impide toda posibilidad de otorgar a tan sensible sector de la sociedad las reivindicaciones a que aspira y merece.
Podemos estar contentos o descontentos con la existencia de una realidad homosexual, pero ello no cambia en absoluto el hecho de que ésta está ahí, y debe ser reconocida por la autoridad, sobre todo considerando que la homosexualidad no es una enfermedad, no es un delito, no es un pecado, es una opción sexual distinta, que debemos respetar, aun más considerando que todos los argumentos que se puedan esgrimir en contra de su reconocimiento suelen no pasar más allá de la burla vulgar, del prejuicio injustificado, del temor ignorante o del fanatismo ciego.
Una sociedad justa es una sociedad tolerante. Una sociedad tolerante es una sociedad inclusiva, donde todos tienen un lugar, una voz y un cuerpo de derechos y obligaciones.
Todos los males que les podamos achacar a las parejas homosexuales son perfectamente aplicables a las parejas heterosexuales, tanto en sus relaciones mutuas como respecto de sus hijos, así que no existe ningún argumento racional, basado en la razón o la experiencia, que permita señalar que existen vicios o defectos exclusivos de las parejas homosexuales.
Valoremos al ser humano por ser tal, no por sus preferencias ni por sus inclinaciones. Ya mucha sangre ha corrido en la historia debido a diferencias políticas, religiosas y raciales. Que no sea la diferencia de género una razón más para el sufrimiento de un ser humano.
Hoy por hoy nuestro país no parece preparado para una legislación de tal naturaleza, sobre todo considerando que discusiones que han sido superadas en países del primer mundo hace por lo menos 20 años, recién han sido discutidas, como en el caso del divorcio vincular, o son de una patética actualidad, como el caso de los anticonceptivos de emergencia.
Para proceder al análisis dividiré el tema en dos aspectos, uno que considera las relaciones mutuas entre los convivientes homosexuales, y otro relacionado con sus vínculos con terceros. En el primero de los aspectos, me parece que es absolutamente necesaria la existencia de una legislación que regule los aspectos patrimoniales de las uniones homosexuales. La homosexualidad es una realidad, moleste a quien moleste, y como tal debe ser reconocida por la legislación, ya que no existe peor defecto que se pueda achacar al derecho que el de oponerse a la realidad social. Es una realidad que existen relaciones homosexuales, y que tal relación de pareja puede prolongarse en el tiempo, y que durante esa convivencia pueden quienes forman la pareja adquirir bienes, contraer obligaciones, todo en común ¿Que pasa si uno de ellos muere y tiene las cosas a su nombre? ¿Que ocurre si deciden poner término a su convivencia y existen bienes comunes, del mismo modo que en una relación heterosexual? Nuestra realidad nos indica que quedan en la más completa indefensión. Es necesaria una legislación que reconozca la realidad de las uniones homosexuales para efectos de producir efectos patrimoniales, personales y sucesorios. los tres efectos señalados anteriormente son tres de cuatro efectos propios de lo que es el matrimonio. El cuarto es aquel que podría ser más controversial, y el cual ya no produciría tanta aprobación entre el común de la población: se trata de los efectos en materia de filiación. Efectivamente, uno de los grandes inconvenientes de llamar matrimonio a la unión homosexual es que el matrimonio produce efectos en materia de filiación, y uno de los tipos de filiación que reconoce la ley es la filiación adoptiva. ¿Es lícito que una pareja homosexual adopte hijos? Esa es la gran piedra de tope. Incluso en nuestra legislación se permite que personas solteras adopten. ¿Por que no los homosexuales? muchos dirán al unísono que de un niño adoptado por homosexuales necesariamente se debe esperar lo peor, pero ¿es que acaso el 99% de los asesinos, ladrones, sicópatas, violadores, agresores de menores, etc. no han sido hijos de parejas heterosexuales, o de una familia monoparental? Ser hijo de una pareja heterosexual no asegura nada, el hijo puede ser un asesino, un criminal o un agresor de menores. Además, ser hijo de heterosexuales no asegura heterosexualidad ¿por qué entonces ser hijo de homosexuales necesariamente dará como resultado un hijo homosexual? se afirma además sin ningún tapujo que el mundo homosexual es excesivamente promiscuo ¿y que ocurre con aquel hombre que cuenta con orgullo que tiene sexo con una o más mujeres distintas por semana? Nuestra sociedad mentalizada en la edad de piedra considera aquello como una virtud, sin reparar que eso es tan promiscuo como la conducta que pueda tener un homosexual que tiene muchas parejas sexuales. La diferencia es el nivel de reproche social entre una y otra conducta.
Otro motivo que hace muy difícil la existencia de una adecuada legislación en materia de uniones homosexuales, es la excesiva influencia de la iglesia en materias temporales. Aún existen parlamentarios, políticos, jueces y miembros de Tribunales Colegiados (como el lamentablemente famoso Tribunal Constitucional) cuyo pensamiento y opinión se encuentran maniatados por el pensamiento inquisidor, hipócrita y negacionista de la Iglesia. El conservadurismo religioso de un cierto sector de la clase dirigente chilena, pequeño en número pero grande en poder, impide toda posibilidad de otorgar a tan sensible sector de la sociedad las reivindicaciones a que aspira y merece.
Podemos estar contentos o descontentos con la existencia de una realidad homosexual, pero ello no cambia en absoluto el hecho de que ésta está ahí, y debe ser reconocida por la autoridad, sobre todo considerando que la homosexualidad no es una enfermedad, no es un delito, no es un pecado, es una opción sexual distinta, que debemos respetar, aun más considerando que todos los argumentos que se puedan esgrimir en contra de su reconocimiento suelen no pasar más allá de la burla vulgar, del prejuicio injustificado, del temor ignorante o del fanatismo ciego.
Una sociedad justa es una sociedad tolerante. Una sociedad tolerante es una sociedad inclusiva, donde todos tienen un lugar, una voz y un cuerpo de derechos y obligaciones.
Todos los males que les podamos achacar a las parejas homosexuales son perfectamente aplicables a las parejas heterosexuales, tanto en sus relaciones mutuas como respecto de sus hijos, así que no existe ningún argumento racional, basado en la razón o la experiencia, que permita señalar que existen vicios o defectos exclusivos de las parejas homosexuales.
Valoremos al ser humano por ser tal, no por sus preferencias ni por sus inclinaciones. Ya mucha sangre ha corrido en la historia debido a diferencias políticas, religiosas y raciales. Que no sea la diferencia de género una razón más para el sufrimiento de un ser humano.
lunes, 19 de mayo de 2008
La moral Laica
Quisiera comenzar este posteo compartiendo con ustedes, a modo de introducción, algunas citas:
"Empieza a ser irritante el tono de superioridad moral con que muchos de los fieles de cualquier confesión o credo y las jerarquías religiosas que los propagan han dado en mirar a quienes adoptan ante la convivencia civil y la enseñanza una postura agnóstica y laica. Ahora insisten en ello las autoridades católicas, con Joseph Ratzinger a la cabeza y los obispos españoles haciendo de coro repetitivo de sus manidas orientaciones morales. Igual que los de cualquier otra antigualla religiosa, vuelven los católicos a la cantinela de que la familiaridad con la ética y las exigencias de la moral son una prerrogativa de los creyentes de la que probablemente carecen aquellos que no comulgan con fe religiosa alguna."
"Con esta nueva monserga integrista se nos quieren escamotear de nuevo más de dos siglos de pensamiento. Por poner un nombre: en 1793 empezaba Kant su prólogo a la primera edición de La religión dentro de los límites de la mera razón con una afirmación que, digan lo que digan, es ya incontrovertible: "La moral no necesita de la idea de otro ser por encima del hombre para conocer el deber propio ni de otro motivo impulsor que la ley misma para observarlo". Para decirlo claro: la moral no necesita de la religión; se basta a sí misma, sin esa clase de andaderas, porque tiene un sustento suficiente en la racionalidad humana. Este elemental punto de partida sirve para definir lo que puede ser la moral de un laico frente a esa otra moral necesariamente débil y vicaria que es la moral del creyente."
Estos extractos son de un artículo titulado "Moral de laico", publicado por Francisco J. Laporta, quien es catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, y que es posible leer completamente en el siguiente enlace: http://www.ilec.cl/occidente4.html
Uno de los argumentos que esgrimen las religiones para justificarse a sí mismas es el monopolio absoluto de la moral, denostando y criticando a quienes se mantienen al margen de estas con el mote de inmoral, relativista, entre otros. Es necesario destacar y dejar muy en claro que la moral no es una propiedad exclusiva de las religiones. Existe moral sin dios, sin religiones. Es una moral basada en la razón, en el libre albedrío, es la moral laica.
Para ilustrar mediante un ejemplo un tanto burdo, es posible hacer la siguiente reflexión: ¿el deber de no matar a otro, de no producirle menoscabos físicos o sicológicos, de no robar, requieren de la existencia de un dios o de una religión para ser tales? Estimo que no. Basta la razón humana para llegar al mismo resultado.
La idea de moral es muy anterior a las actuales religiones. Deriva de las mores maiorum, las costumbres de los antiguos, las cuales al apreciarce como valiosas y deseables son imitadas y seguidas por las demás personas.
Es deber de quienes tenemos arraigadas convicciones laicas poner el concepto de moral laica en el tapete de la discusión, y quitarle de una vez por todas el olor a azufre con que las autoridades religiosas la han revestido, para así demostrarle a la gente que puede liberarse del yugo de la iglesia, y no por eso ser una mala persona, como le han enseñado toda su vida.
Estos extractos son de un artículo titulado "Moral de laico", publicado por Francisco J. Laporta, quien es catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, y que es posible leer completamente en el siguiente enlace: http://www.ilec.cl/occidente4.html
Uno de los argumentos que esgrimen las religiones para justificarse a sí mismas es el monopolio absoluto de la moral, denostando y criticando a quienes se mantienen al margen de estas con el mote de inmoral, relativista, entre otros. Es necesario destacar y dejar muy en claro que la moral no es una propiedad exclusiva de las religiones. Existe moral sin dios, sin religiones. Es una moral basada en la razón, en el libre albedrío, es la moral laica.
Para ilustrar mediante un ejemplo un tanto burdo, es posible hacer la siguiente reflexión: ¿el deber de no matar a otro, de no producirle menoscabos físicos o sicológicos, de no robar, requieren de la existencia de un dios o de una religión para ser tales? Estimo que no. Basta la razón humana para llegar al mismo resultado.
La idea de moral es muy anterior a las actuales religiones. Deriva de las mores maiorum, las costumbres de los antiguos, las cuales al apreciarce como valiosas y deseables son imitadas y seguidas por las demás personas.
Es deber de quienes tenemos arraigadas convicciones laicas poner el concepto de moral laica en el tapete de la discusión, y quitarle de una vez por todas el olor a azufre con que las autoridades religiosas la han revestido, para así demostrarle a la gente que puede liberarse del yugo de la iglesia, y no por eso ser una mala persona, como le han enseñado toda su vida.
domingo, 6 de abril de 2008
En un pueblito llamado Chile...
En un pueblito llamado Chile la última semana ha sido de mucho movimiento. Movimiento al que no están acostumbrados sus pueblerinos habitantes. Cierto día, rompiendo la habitual monotonía del pueblito, llegó una gran comitiva de afuerinos, al parecer "gringos", quienes venían a filmar una película, de esas con muchos efectos especiales y presupuestos millonarios, de aquellas que se hacen por montones en el mundo desarrollado, y que tanto disfrutamos en nuestro pueblito. Era casi de no creer que gentes tan principales vinieran a rodar su película en nuestro territorio. Fue tan relevante, que toda la prensa nacional, escrita, radial y de televisión estuvo presente. Pero...¡horror! ¡La película se va a filmar en Chile, pero el guión señala que la acción se desarrolla en el vecino pueblito de Bolivia! Los orgullosos habitantes de este pueblito desprecian a sus vecinos bolivianos, es una deshonra hacerles aparecer como si fueran ellos. Como si para el espectador del mundo hubiera alguna diferencia entre Chile, Bolivia, Argentina o Paraguay. Como si para la media del chileno hubiese alguna diferencia entre un Malayo, un filipino, un Indonesio o un Tailandés. Algunos más exaltados señalan que es un atentado a la patria, que se vulnera la soberanía, que la sangre de los héroes de la guerra ha sido mancillada. Eso y muchas idioteces más, que en un país desarrollado serían impensadas, pero que en nuestro pequeño pueblito son totalmente normales. No hay que olvidar que en cierta oportunidad, cuando una banda de música iba a presentarse en el pueblito, un sacerdote del lugar dijo que eran satánicos, y la autoridad, muy preocupada de hacer todo cuanto ordena la autoridad religiosa del pueblito, no les permitió tocar. Lo más curioso es que esa misma banda meses antes se presentó con mucho exito en Roma, a sólo algunos cientos de metros del Vaticano. Así es nuestro pueblito, dicen que por estar rodeado por la cordillera y por el mar, su gente no conoce lo que ocurre más allá de sus fronteras.
Volviendo a la película, la polémica que se levantó en el pueblito de Chile fue tremenda. El orgullo nacional se encontraba herido. Un alcalde tomó las banderas de la soberanía y de la patria, e interrumpió con su vehículo una filmación, provocando el pánico de los actores, quienes pensaron que estaban siendo vícitimas de un ataque de indios. Fuimos la verguenza del mundo desarrollado (una vez más), pero es comprensible, no pueden ver la vida a través de los ojos provincianos de los chilenos.
¿Sabrán los adalides de la patria que la para la película "Doctor Zhivago" (sí, la del señor que después vendía la pulsera del bambam), la fría estepa rusa fue filmada en España?¿O que las películas ambientadas en Vietnam han sido filmadas en apacibles selvas de Centroamérica y el Caribe? ¿O que en los spaghetti western, las ciudades del viejo oeste fueron filmadas en Grecia o España? Lo más probable es que no lo sepan, no saben de cine, no saben de nada. Sólo siguen a sus lideres chauvinistas. En fin, son cosas del pueblito.
Otras cosas mucho más graves de vez en cuando acontecen en el pueblito. Gracias a su mentalidad provinciana, discusiones que se encuentran superadas en el mundo desde hace décadas, siguen haciendo noticia entre sus habitantes. Esta semana por ejemplo, el Tribunal Constitucional del pueblito de Chile resolvió declarar contrario a la Constitución un decreto del Ministerio de Salud que permitía la distribución gratuita de un anticonceptivo de emergencia llamado coloquialmente "la pildora del día después". Lo más anecdótico del caso, es que quienes impulsaron la medida, solicitaron también la declaración de inconstitucionalidad de la "T" de cobre, y de la confidencialidad de las orientaciones hechas a los jovenes en materias sexuales hechas por expertos en la materia, en pocas palabras, políticos con ropas del siglo XXI, pero con mente del siglo XIX. Así es la derecha política de ese pueblito, apegada a Dios, a la ley y a la familia, aun cuando producto de ese apego, se pasen a llevar los legítimos derechos de los individuos. El Tribunal Constitucional tampoco queda atrás en su mentalidad provinciana, ya que uno de sus miembros, por citar un ejemplo, declaró en enero de 2002, em plena discusión sobre el divorcio, que "estoy en contra del divorcio porque la Iglesia está en contra del divorcio. No tengo idea de las razones teológicas, porque no soy teólogo. Creo en todo lo que dice mi Cardenal, él es mi autoridad religiosa". Un hombre que cree sin cuestionar, que cree sin pensar, que simplemente cree y acata, es quien decide sobre el derecho de millones de mujeres. Insólito. En un país que enseña en sus textos de historia que la Iglesia se separó del Estado en 1925, hechos como el recién expuesto deján simplemente impávido a quien lo conoce. Creo que si doy a leer a alguien que no sepa en que época se escribió la obra "Sociabilidad chilena" de Bilbao, creería que se escribió esta semana. Chile es el mismo pueblito que desde siempre fue. Hoy hay celulares, computadores, deudas, automóviles, pero la esencia pueblerina y provinciana sigue siendo la misma. No podemos desconocer lo que somos, por más que lo intentemos ocultar o disimular. Por más que nos vistamos con los ropajes de otras culturas, como hacen los amantes del estilo francés, los germanófilos, los anglófilos, o los seguidores irrestrictos del tío Sam. Por más que pongamos a nuestros locales nombres en inglés, por más que tratemos de ser como los países desarrollados, no lo somos. Quizás algún día lo seremos, mas hoy no. Somos como el pueblo de la obra "Como en Santiago", de Daniel Barros Grez, en que se trataba de imitar todo lo que viniera de la urbe, se entregaba todo en manos del poder de la urbe, y se injuriaba a quien denunciara los problemas reales del pueblo. Hoy esa obra tiene plena validez, aunque su título debe ser "Como en Europa" o "Como en Estados Unidos".
En un pueblito llamado Chile, las chicas de origen pobre no pueden tomar un anticonceptivo de emergencia, porque es pecado. Pero las hijas de papito, esas cuyos padres creen que porque las envían a un colegio del Opus Dei se encuentran fuera de las tentaciones de nuestra sociedad liderada por el sexo, pueden comprar sin ningún inconveniente en su farmacia amiga aquel pecaminoso medicamento. Tal discriminación es impensable en un país desarrollado, pero en nuestro pueblerino y provinciano Chile, es tan normal como respirar cada día.
jueves, 20 de marzo de 2008
Algunos comentarios sobre la Semana Santa
La semana Santa conmemora, no con rigor cronológico, sino en forma simbólica, los más grandes e importantes misterios de la religión Católica. Recuerda la pasión, sufrimiento, muerte y posterior resurrección de Jesús, quien es el eje de toda religión cristiana. Junto con ello, con su sangre derramada expía los pecados de la humanidad, y sella una alianza nueva y eterna con el hombre por siempre jamás, hasta el día de su segunda venida y el juicio final.
Para quien exprese ser Católico, la magnitud y trascendencia de esta conmemoración no debería ser superada por nada, porque prácticamente TODO el sentido de la religión que profesa, ocurre en esta semana que se conmemora cada año. Más importante que la anunciación, más que la natividad, más que el retiro en el desierto y más que el posterior ascenso a los cielos. Tenemos primeramente la cena, episodio retratado magistralmente a lo largo de la historia; es en la cena donde se sienta la base de lo que es por esencia el ritual católico: la eucaristía. A través de ella, el catolicismo se suma a una antigua lista de religiones teofágicas, en que la carne y la sangre de cristo se encuentra presente en el pan y el vino, y que la constante devoración de su carne y sangre renuevan este pacto de tracto sucesivo. Seguidamente nos encontramos con su pasión y sufrimiento en su vía hacia el calvario, (de lo cual tanto rédito económico obtuvo Mel Gibson), estaciones que más que sobrecoger por su crueldad y abuso, deberían llevar a la reflexión de todo lo que Jesús fue capaz de hacer por la humanidad. Seguido de esto encontramos su muerte, y finalmente el gozoso misterio de la resurrección de entre los muertos.
El ritual Católico recuerda siempre que tanto amó Dios al mundo que envió a su hijo unigénito, para perdón y redención de pecados, más allá de todo el dolor y humillación que habría de padecer de parte de los mismos seres a quienes venía a redimir. Por ello, si alguien se considera católico, debe este fin de semana recogerse, meditar y reflexionar sobre este extraordinario misterio.
Todo lo que he descrito es aquello que, desde mi perspectiva de lo que debe ser la adscripción a una religión, mas o menos debería sentir o pensar un católico que se precie de ser tal, en esta más que trascendental fecha para el mundo de la Iglesia de Roma.
Ahora bien, en nuestro país en que un 69,96% (censo 2002) de la población se declara "católico", ¿como se vive el recogimiento que merece el acontecimiento más importante de la historia cristiana? Pues bien, salvo aquel margen de error que pueda existir, y a quien de antemano ofrezco disculpas, la inmensa mayoría de los católicos chilensis sólo ven en esta fecha la oportunidad de descansar, rememorar el verano que recién se fue, viajar, emborracharse, irse de juerga, organizar fiestas, y una serie de actividades que poco o nada tienen que ver con el significado de esta fecha...ah! pero no comen carne (!) Se pasan el fin de semana santa en Buzios, pero no comen carne, porque son muy católicos. Esa es una de las incoherencias e inconsecuencias más absurdas que me ha tocado ver. Para quien se considere católico, no puede hacer otra cosa este fin de semana que no sea reflexionar sobre el significado y sentido de cada uno de los días que componen la semana santa.
Sobre la costumbre, absurda, de no comer carnes rojas, hay mucho que decir. Lo primero y más obvio es que no tiene fundamento bíblico ni dogmático. Es una costumbre, y como tal, es díficil determinar sus orígenes exactos. Sin perjuicio de ello, es posible afirmar que la idea original consistió en una penitencia de ayuno, que en principio pudo haber sido total, y posteriormente parcial, aspirando a la no ostentación, a una alimentación frugal, sólo lo justo y necesario para sobrevivir. Otras variables pueden agregarse también, como por ejemplo que las carnes rojas eran de difícil acceso a la población, no así el pescado, y por lo tanto comer carne era un acto de derroche no propio con la solemnidad de la fecha. Otra variable a considerar es que los hombres del medioevo creían que los peces se generaban espontaneamente en el mar, que no nacían de otro ser vivo, por tanto estaban lejos de la idea de la muerte.
Muchas cosas se pueden decir, pero el fundamento de no comer carnes rojas no se encuentra dentro de la fe católica. distinto es el deber de ayuno, de penitencia, de recogimiento, los cuales son mucho más amplios que el simple hecho de comer carne.
Los peces, para quien no lo sepa, son seres vivos al igual que las vacas y cerdos, por lo tanto el argumento de que no se puede comer carne por la muerte de Jesús es absurdo, ya que, salvo los medievales, estamos contestes en que tanto vacas como peces deben morir para ser consumidos. También se señala que es por la forma en que murió Jesús, derramando su sangre, que no se debe comer carnes rojas, ya que el pez no derrama sangre para ser consumido. Pues bien, frente a eso sólo puedo decir que si existiese un ranking de las peores formas de morir, a la muerte por desangramiento le sería díficil estar por sobre la muerte por asfixia que experimenta un pez al ser sacado del agua, así que el argumeto de la forma de morir no me parece convincente.
Por último, para quienes señalan que no se puede comer carne y punto, les recuerdo que los peces también están hechos de carne, no de arena o vegetales, así que el hecho de que la palabra carne se halla sustantivizado para designar a las carnes rojas, principalmente de vacuno, no significa que haya desaparecido el significado normal de la palabra carne. Llegar a otra conclusión llevaría a afirmar que un vegetariano sí come pescado, porque no es carne. Absurdo.
Para reafirmar mis planteamientos, recurriré precisamente a la voz de la Iglesia Católica. En este link http://www.clarin.com/diario/2007/03/29/sociedad/s-01389748.htm es posible leer una entrevista a una autoridad católica argentina, en la cual señala que "nadie se irá al infierno si come carnes ese día, (porque) lo importante es cumplir con el espíritu de sacrificio y de caridad", y que "no vale nada comer pescados y mariscos costosos, porque lo que vale es el sacrificio y la abstinencia o comer poco, valorando la esencia del espíritu".
Una pregunta ¿es un DEBER comer pescados y mariscos en esta época? Evidentemente no, pero nuestra sociedad de consumo nos impone el deber de hacerlo, y de no hacerlo somos bichos raros que todos miran con admiración y cierto desprecio, del mismo modo que establece el deber de hacer regalos en navidad, y comer mucho chocolate durante la Pascua de resurrección. Con este último fenómeno me quiero quedar.
Domingo de Pascua. ¿por qué Pascua?, Pascua se asocia con "paso", la Pascua judía conmemora la liberación del pueblo judío desde Egipto, desde que el ángel del señor asesina a cada primogénito varón egicpio, y ello da lugar a la venia del Faraón para dejarlos partir hacia la tierra prometida. Nuestra Pascua celebra el paso de la muerte a la vida, el ascenso de Jesús desde el mundo de los muertos al de los vivos. Jesús vence a la muerte, y con su muerte sella la nueva alianza de Dios con el hombre. Sin embargo, el dios capital ha sido más fuerte, y de alguna manera hoy este acontecimiento se ha vuelto en una indiscriminada ingesta de chocolate en sus más variadas formas. Si yo fuera una autoridad católica me preocuparía bastante, ya que estos niños a quienes se engorda a punta de chocolates en Pascua, y se cubre de regalos en Navidad, sin que se les explique ni por si acaso el verdadero sentido de esas fechas, el día de mañana será un adulto que tendrá hijos, y que dificilmente podrá explicar un sentido que nunca conoció. Sólo podrá transmitir el mensaje del individualismo y del consumismo, los cuales hace rato dejaron atrás el mensaje del viejo dios cristiano.
Para finalizar, debo aclarar que no me he vuelto de pronto en un defensor de la fe católica, o de la semana santa. Yo tengo muy claro que la mitología cristiana es una copia de muchas otras prexistentes, por lo tanto la idea del dios que muere y resucita al tercer día no tiene nada de nueva. Sólo me interesa demostrar cuan debilitada se encuentra, y cuan falsos son todos quienes se dicen católicos, y que pretendiendo serlo desprecian a quienes tienen ideas distintas (o simplemente tienen ideas). El mostrar cómo la hipocresía, el individualismo y el consumismo se han vuelto los nuevos dogmas de hoy, de como quienes critican a los librepensadores desde el sitial de su creencia son tan inconsecuentes y necios que ni siquiera saben en qué creen, o por qué lo creen. No se queden en las formas ¡la forma sin fondo no sirve! Preocupémonos de ser buenas personas y de hacer el bien a nuestros semejantes. Sólo de esa forma Católicos y no Católicos haremos de este mundo un mejor lugar para vivir.
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